Uno de esos contextos es la Administración Pública donde se está perdiendo la conciencia de quienes trabajamos en ella pues somos los garantes de la Ley y no podemos aceptar órdenes contrarias a ella. Las políticas y políticos actuales "se olvidan" de ello y a veces esta actitud hace que a su vez quienes estemos a sus órdenes demos por hecho que hay que obedecer sin titubeos. Y no es así. La Ley es lo primero y nadie se la puede saltar. De ahí la imperiosa necesidad de que el funcionariado no pueda ser expulsado por las personas que elegimos para dirigir el país, la comunidad o el municipio de turno. Lo que no quita, claro está que el trabajo haya que evaluarlo y que si alguien, aún habiendo sacado sus oposiciones, no cumple con su trabajo, tenga que responder e incluso se le eche si se prueba que efectivamente falta a su responsabilidad, pero en todo caso siempre se ha de garantizar en las AAPP el cumplimientyo de dicha Ley.
Y ahora os dejo con esta bonita frase:
Ojalá podamos ser desobedientes, cada vez que recibimos órdenes que humillan nuestra conciencia o violan nuestro sentido común.
Eduardo Galeano
Eduardo Galeano
No hay comentarios:
Publicar un comentario