El pasado sábado día 15 será uno de los días más inolvidables de mi vida. Hay quien me preguntaba que si estaba nerviosa, lo que me sorprendió. No. No podía estar nerviosa por ir a un acto que me han organizado mis compañeras y compañeros de partido. A mí, y a decenas de personas más que vamos a dar la cara en las instituciones por unas ideas que nos llenan de orgullo y de esperanza ante un futuro hoy por hoy tan gris como inquietante.
Pero viví una experiencia, que si hubiera imaginado antes, sí que me habría producido nerviosismo.
No puedo negar que como ciudadana hastiada, que vive los convulsos momentos actuales, que trabaja en un Ayuntamiento desde hace muchos años, en este caso el de Granada, y conoce los quehaceres de los que hasta ahora nos han venido gobernando, que además ha estudiado Sociología y es una apasionada del análisis del comportamiento humano, no puedo negar, digo, que a lo largo de los más de tres años que llevo trabajando en este partido, me he preguntado más de una vez si el resto de compañeras y compañeros que están por toda España compartían realmente estos ideales, hasta ahora catalogados por mucha gente de utópicos, irreales e imposibles. Es verdad que sigo aquí por la gente que me he ido encontrando a lo largo de estos años, trabajando codo con codo. Pero no deja de ser un grupo más o menos reducido. Ya el año pasado cuando asistí por primera vez al Consejo Político Nacional del partido del que formo parte por ser elegida para ello de nuevo en primarias (dando ejemplo, como siempre, a ver si se les pega algo al resto de los supuestos partidos democráticos), pude comprobar que el espíritu del Manifiesto Fundacional que me trajo aquí, a mí y al resto de la gente que hasta eso momento había conocido, realmente estaba allí.
Cuantas veces he oído insinuar que mucha supuesta democracia pero que seguro que si “desde arriba” (desde un triste concepto completamente jerarquizado del poder y los partidos), te dicen que tienes que hacer esto o esto otro “por el partido”, poniendo este fin por encima del interés ciudadano, tendría que ceder, tendría que tragar. Siempre he tenido muy claro que llegado ese día yo dejaría de estar aquí. Pero si esta sombra de duda, completamente razonable a la luz de lo que nos rodea en el resto de los partidos e incluso de la propia cultura actual que premia el “llegar a” como sea, pero llegar; donde tiene más mérito el “listillo”, que el inteligente y no digamos del voluntarioso que poco menos que se tacha de tonto; si esta sombra de duda estaba ahí de una forma más o menos latente, haciéndose cada vez algo más pequeña ante lo que iba conociendo de UPyD y sus entrañas, el sábado se disiparon todas esos posibles restos. Me encontré representada por la voz de 12 compañeras y compañeros de toda España a diferentes Ayuntamientos, Cabildos o Comunidades autónomas. Me encontré con gente de una altura, de una profundidad, de unas convicciones, de una talla en resumidas cuentas, francamente apabullante. Me sentí orgullosa. Orgullosa de ser compañera de estas grandes personas, de todas las edades y localidades de España, a cada cual más valiosa. Y me consta que dijeron lo que les salió del alma, que eso es a lo que más valor le doy. Habrá gente, incluso dentro del partido, que piense que allí dijeron lo que “les dijeron que tenían que decir”. Pero sé que no es así. Lo sé por propia experiencia, porque en las elecciones Europeas di mi primer mitin nada menos que en la calle, en plena plaza Larios de Málaga, nada menos que junto a Rosa y otra candidata, y nadie me dijo que es lo que tenía que decir. Ni siquiera me preguntaron qué diría. Por eso me consta que efectivamente estas personas dijeron aquello que les pareció, desde lo más profundo de su razón, de sus convicciones, de su ser.
Cuantas veces he oído insinuar que mucha supuesta democracia pero que seguro que si “desde arriba” (desde un triste concepto completamente jerarquizado del poder y los partidos), te dicen que tienes que hacer esto o esto otro “por el partido”, poniendo este fin por encima del interés ciudadano, tendría que ceder, tendría que tragar. Siempre he tenido muy claro que llegado ese día yo dejaría de estar aquí. Pero si esta sombra de duda, completamente razonable a la luz de lo que nos rodea en el resto de los partidos e incluso de la propia cultura actual que premia el “llegar a” como sea, pero llegar; donde tiene más mérito el “listillo”, que el inteligente y no digamos del voluntarioso que poco menos que se tacha de tonto; si esta sombra de duda estaba ahí de una forma más o menos latente, haciéndose cada vez algo más pequeña ante lo que iba conociendo de UPyD y sus entrañas, el sábado se disiparon todas esos posibles restos. Me encontré representada por la voz de 12 compañeras y compañeros de toda España a diferentes Ayuntamientos, Cabildos o Comunidades autónomas. Me encontré con gente de una altura, de una profundidad, de unas convicciones, de una talla en resumidas cuentas, francamente apabullante. Me sentí orgullosa. Orgullosa de ser compañera de estas grandes personas, de todas las edades y localidades de España, a cada cual más valiosa. Y me consta que dijeron lo que les salió del alma, que eso es a lo que más valor le doy. Habrá gente, incluso dentro del partido, que piense que allí dijeron lo que “les dijeron que tenían que decir”. Pero sé que no es así. Lo sé por propia experiencia, porque en las elecciones Europeas di mi primer mitin nada menos que en la calle, en plena plaza Larios de Málaga, nada menos que junto a Rosa y otra candidata, y nadie me dijo que es lo que tenía que decir. Ni siquiera me preguntaron qué diría. Por eso me consta que efectivamente estas personas dijeron aquello que les pareció, desde lo más profundo de su razón, de sus convicciones, de su ser.
Y quiero trasmitir mi admiración y hasta mi perplejidad. Porque siempre he pensado que en Granada teníamos mucha suerte por el increíble equipo humano que formamos UPyD. Porque al ver tanta mediocridad en política, en el resto de los partidos, actualmente, daba por sentado que esto era una raya en el agua. Y he podido comprobar que afortunadamente UPyD de nuevo vuelve a ser tremendamente original y “raro”: tenemos gente impresionante, con unos valores de quitarse el sombrero, íntegra de pies a cabeza, que hace que vuelva a pensar que quizás Rousseau no estaba tan equivocado con la naturaleza del ser humano.
Os invito a vivir en parte todo lo que yo pude aprehender en vivo y en directo a través de los muchos videos colgados en la web y en youtube.
Por último, quiero compartir frases que dijeron diferentes personas, y que anoté porque me parecieron dignas de oír, de reflexionar, de interiorizar y de intentar hacer realidad:

Sin más, encantada de compartir todo esto contigo y deseando transmitirte las ganas de unirte, te saluda:
Mayte Olalla Olmo
Mayte Olalla Olmo
No hay comentarios:
Publicar un comentario