jueves, 18 de agosto de 2011

Hacer real esta quijotesca aventura


Gracias a todo el mundo. La verdad es que satisface saber que tenemos una vía real de comunicación directa sin intermediarios que filtren, según conveniencias, la información. Deciros que me alienta saber que estoy aquí porque hay mucha gente que cree que es posible y necesario un cambio radical. A veces te sientes un poco Quijote y te preguntas si no estarás siendo demasiado utópica… por eso refuerza el saberte representante de miles de personas que abogan porque este sistema pueda ser un poco menos imperfecto.

Me gusta recordar una frase que me dijo una buena amiga y una gran persona, Mª Jose Martínez, que procuro no olvidar pues creo que encierra una gran verdad que no debiéramos nunca perder de vista: los periodos de paz son aquellos en los que las injusticias son tolerables. Esto implica que si bien somos personas y por tanto soñar con la justicia absoluta es una quimera, no debemos dejar de luchar nunca porque esas injusticias sean cada vez menos y no a la inversa. Creo que esto es el progreso. Creo que ese es el progresismo que Unión Progreso y Democracia pretende llevar a cabo. Entender que todo es mejorable y que debemos avanzar tapando los agujeros que las propias leyes democráticas dejen a la injusticia es nuestro leit motiv. Y lo preocupante hoy por hoy, lo irracional de los partidos al uso es que aprovechan esos recovecos en su propio beneficio cuando no los crean a sabiendas. Y es irracional porque es jugar con fuego. Es irracional porque, como vemos, provoca indignación, cabreo y la sensación de que no podemos hacer nada y para colmo pretenden vendernos que “esto es así”, parte de las propias reglas del juego.

No vamos a dejar de luchar por eliminar esos privilegios que amenazan la paz social. No vamos a permitir que disfracen de democracia lo que es un asalto a la misma “desde dentro”.

Una persona me pide nombres y apellidos. Lo siento pero todo esto se hace en ese límite o agujeros poco legales que deja el sistema. Puedo denunciar los síntomas y quienes los han provocado, en general. Puedo denunciar lo que son ilegalidades. Pero no puedo dar nombres y apellidos aunque haya personas muy concretas detrás. Porque además de que todo esto no se orquesta por dos o tres personas en plan conspiración maquiavélica, lo utilizarían de inmediato para crucificarme y llevarme al juzgado. No soy una heroína (que muy a menudo terminan siendo mártires). Tampoco soy cobarde en absoluto. No me van a callar. Pero tengo que andarme con pies de plomo porque estamos hablando de cosas muy serias. Estamos hablando de desmantelar un sistema urdido durante años por unos y otros. 

Para desmontarlo no sólo hace falta denunciarlo sino que haya conciencia social que lo castigue. Conciencia social que sea capaz de entender que no sólo no es lícito ni justo, sino que ni mucho menos es intrínseco al sistema e inevitable. Eso es lo bueno, repito, de esta crisis. Que ha despertado las conciencias, que ha relativizado el “todo vale”. Porque esta regla la hemos utilizado todo el mundo, no lo olvidemos. ¿Quién no ha elegido alguna vez pagar un presupuesto sin IVA para que le salga más barato?, ¿quién no ha intentado buscar la fórmula para declarar menos a hacienda o no ha soñado con tener para “invertir” en comprar una casa y venderla incluso antes de escriturarla por unos millones más, y sacarle un dinerillo, por supuesto negro? No seamos hipócritas y demonicemos a una serie de personas por mucho que efectivamente hayan querido utilizar el sistema para convertirse en una casta. Esto se ha hecho porque la cultura social del momento lo ha permitido y propiciado. Recuerdo siempre un dibujo de Forges que reflejaba a un pescadero y su clienta despotricando de los políticos y de lo corruptos que eran aquellos, mientras él, el pescadero, ponía en la balanza de peso su dedo para cobrar de más… Lo ocurrido en la política ha sido el reflejo de la realidad, ni más ni menos. Esto no justifica nada pero creo que nos ayuda a entender y a entendernos y a evaluar las cosas en su justa medida.

En fin, que seguimos en la lucha conjunta. Que cada cual ponga su grano de arena hasta donde pueda. Es la manera de hacer real esta quijotesca aventura. Y no dudo que, entre todas y todos, lo vamos a conseguir.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Ojalá no sea la alternativa en la política del futuro ser o "chorizo" o "gilipo...". La honestidad como base debe ser patrimonio común de todos los candidatos. Ceñir el discurso político en este sentido es agotador. Por ello, constatados nombres y apellidos de posibles deshonestidades, que los perjudicados acudan a la justicia ordinaria. Lo que necesitamos son planteamientos legislativos e ideológicos alternativos. ¡¡ÁNIMO UPYD!!

Toni Sagrel dijo...

La ilusión y valentía de D. Quijote, pero también el tacto, la sagacidad -y sobre todo- la humildad de D. Sancho.

En este camino pedregoso, amurallado y rodeado por asaltadores que se agazaban entre los zarzales, todos somos y debemos aprender de ese Sancho.

Para alcanzar la igualdad, no basta con que digamos que todos somos iguales. Si queremos un cambio radical en esta política llena de desigualdades, actuemos en consecuencia. Levantemos nuestra imaginación y llevémosla a la poltrona de quienes no quieren mirar para otra parte. Habrá que mirarles, de frente.

Adelante.

Espectante de Granada dijo...

Cierto. No podemos excusarnos, atacando a los demás y pensando que “ellos son los culpables de todo”
Mi Abuela siempre decía lo mismo: "primero barre tu casa y si te sobra tiempo ayuda al vecino”.
Desgraciadamente “la mayoría de los políticos son el reflejo de la sociedad”, lo que pasa que solo nos quejamos, cuando nos pica a nosotros y no solo están podridas las instituciones, la mayoría de los funcionarios y la empresa privada, si no la mayoría de los ciudadanos.
“El Sistema”, no nos conduce a la crisis ni nos deja sin trabajo, somos NOSOTROS, porque “EL SISTEMA SOMOS NOSOTROS”.
He perdido la confianza en vosotros los políticos, pero también es cierto que no he hecho nada por ello. Hay gente que aboga por el borrón y cuenta nueva, pero lo veo demasiado drástico y radical y sigo confiando en las personas y en el diálogo.
Mayte; eres AGUA NUEVA, y seguiré tu transcurrir para ver si desembocas en el Mar, donde están el resto de las Aguas o con la fuerza que tiene el Agua, abres nuevos caminos, aunque sean pequeños, para que los ciudadanos lo sigamos y volvamos a creer, que se puede cambiar todo esto.
Un Saludo